En esta experiencia, zarparemos hacia nuestro primer destino en el archipiélago de las Butachauques:  Mechuque, pequeña isla donde se encuentra el pintoresco y conocido Museo Don Paulino, fundado en 1994 y que conserva objetos típicos de la cultura chilota. Caminaremos por la isla para terminar el día con una cena, típica Chilota, preparada por personas de la comunidad local.

Al día siguiente, continuaremos nuestra travesía navegando entre islas y canales hasta San Pedro, en el extremo sur de Chiloé, preparándonos para cruzar el gran golfo Corcovado.

El viaje continúa atravesando el golfo Corcovado e internándonos en la región de Aysén por el canal Moraleda, para llegar a Puerto Gala, en la isla Toto, donde realizaremos una increíble caminata por sus hermosas pasarelas.

Al cuarto día navegaremos por los canales Jacaf  y Puyuhuapi hasta el seno Magdalena. Aquí recorreremos caminando su costa, observando la flora y fauna del lugar donde podremos distinguir el Ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum), Canelo (Drimys winteri) y Luma (Amomyrtus luma) entre otros y, si se dejan ver, algunos Coipos, Chungungos y Cormoranes.

La experiencia continúa navegando por los canales Puyuhuapi y Moraleda rumbo norte para recalar en el estero Pangal, fondearemos y pasaremos la noche en este hermoso lugar escuchando el sonido de la naturaleza plena.

Al día siguiente cruzaremos de este a weste el canal Moraleda para llegar a isla Jéchica, donde se encuentra el centro turístico “Isla Jéchica Marina y Refugio” lugar en que podrán contratar alguna de las actividades ofrecidas por ellos, según la época del año.

Al séptimo día, zarparemos desde isla Jéchica rumbo norte para llegar al archipiélago de las Guaitecas fondeando en Melinka, capital de las Guaitecas, que en el pasado fue habitada por los Chonos, pueblo originario nómade que se dedicaba principalmente a la pesca. Acá podremos bajar a tierra y recorrer el pueblo.

Al amanecer, emprenderemos nuestro regreso zarpando para cruzar el golfo Corcovado con destino a  Queilen, cuyo nombre significa Punta de Rabo  y se lo debe a su geografía. Es el único pueblo de la isla que tiene mar por ambos costados en sentido este/weste.

En nuestra penúltima jornada, continuaremos rumbo norte para recalar en Quemchi, pequeño pueblo que destaca por su artesanía en tejidos y madera. Su nombre se lo debe al escritor chileno Francisco Coloane, premio nacional de literatura, quien la bautizó como la «Comuna de los Mil Paisajes”.

Y así hemos llegado a nuestra última jornada de navegación apuntando la proa hacia Puerto Montt disfrutando de una vista única, cual es observar la costa desde el mar y llevando consigo una experiencia inolvidable vivida a bordo del yate Omega Centauro IV